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Primer contacto


Bueno familia, pues después de introducciones, emociones y previsiones, ¡por fin está toda la maquinaria en marcha!

El viernes fuimos a visitar la escuela y, tal y cómo habíamos previsto, la situación deja bastante que desear. Y hago referencia a “situación” porque sus dos acepciones me permiten abarcar los dos aspectos más importantes que más me llamaron la atención.

Empecemos por la ubicación: barrio de El Javillar. Ya nos habían adelantado que era un barrio pobre; de hecho, es uno de los barrios más pobres de toda la ciudad de Puerto Plata. Casas a medio construir, carreteras a medio asfaltar, vestimentas raídas y humildes… en definitiva, pobreza. Y lo que se ve, deja entrever lo que no se ve. Y es que la prostitución, las drogas y el alcohol encuentran en este barrio uno de los lugares más propicios para conquistar las calles.



En cuanto al estado de la escuela, os diré que una de cal y una de arena. Me explico. Una de cal porque cuando entré, me sorprendió para bien. No sé por qué, pero me la esperaba peor. Y otra de arena porque en cuanto di dos pasos y miré a mi alrededor, me di cuenta de que esa primera impresión tenía varios puntos flojos.

Dimos una vuelta por la escuela y mi cabeza no dejaba de mandar órdenes a mis manos para que fueran apuntando todas las cosas que podían mejorarse. Hay muchísimo trabajo. Mucho que se ve, pero aún mucho más importante, mucho del que no se ve. De hecho, este último es el que condiciona esos huequitos en la salubridad que hemos venido a tapar. Muchísimas humedades que dañan los techos, varias zonas comidas por la carcoma, algún hierro suelto peligroso para un lugar en el que los niños deberían corretear libres y sin preocupaciones, etc.

Así que nada más ver la escuela, nos reunimos un ratito para empezar a discutir planes, tiempos y proyectos y nos embarcamos en un tour apasionante por todas las ferreterías de la ciudad en busca del precio más competitivo. Y lo conseguimos, por si habíais dudado un segundito…

Y con todo ello preparado, ya solo faltaba conocer a Pablo. Un hombre de unos 40 años, muy humilde y original del Puerto Plata más auténtico, que será mi compañero de batallas durante toda la reforma. Simpático, con experiencia y esperemos que puntual.

¡Mañana ya empieza toda la marcha! Después de limpiarlo, procederemos a impermeabilizar el techo y construir con cemento unas pequeñas elevaciones para que los tanques que abastecen de agua la escuela no descansen directamente sobre el techo, evitando de esta manera que pequeñas fugas generen más humedades en el futuro.

Los nervios ya no sé ni lo que son, la ambición emana por cada uno de los poros de mi piel y la ilusión brilla en mis ojos desde que me di ese primer paseo por el barrio. Primer paseo en el que, evidentemente, no dudé en empezar a conectar con los futuros dueños de éste.

¡Un abrazo gigante familia!

¡Pronto más noticias!


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