Vuelta a los olores, vuelta al ruido, vuelta al tráfico. Vuelta a las sonrisas, vuelta a los abrazos, vuelta a las miradas.
Vuelta a todo lo humano. Vuelta a África.
Después de un despegue algo movidito y un aterrizaje excelente, al fin estamos en África, al fin estamos en Ghana.
Justo a la salida del aeropuerto me esperaba Jamal, el presidente de la organización local Dream África Care Foundation, con la que colaboramos para plantear esta identificación y con la que colaboraremos de cara al futuro o futuros proyectos.
Si bien aún no he tenido mucho tiempo para hablar con él, parece que tenemos más o menos claro el plan. Hoy he estado visitando alguna de las instalaciones de la ONG aquí en Accra y mañana empieza la marcha.
Mañana por la mañana iremos a visitar una clínica de una de las zonas más pobres de Accra. Por lo poco que he podido saber de antemano es una clínica sin muchos recursos que atiende a un barrio en el que la pesca es la principal fuente de ingresos. Al parecer, la mayoría de sus habitantes al no haber tenido acceso a educación formal o haber tenido que abandonarla antes de tiempo, están muy poco concienciados y concienciadas sobre la importancia de la salud y las visitas periódicas a la consulta médica, especialmente entre las mujeres embarazadas.
El plan es ir, escuchar y escuchar más. A partir de eso, espero contaros más cosas la próxima vez.
Por la tarde partiremos definitivamente hacia el norte. 12 horas de autobús para cruzar de arriba abajo el país, de Accra a Bolgatanga, donde me espera la comunidad que DACF nos ha ayudado a identificar.
Me voy al norte, al África profunda, al África donde el agua y la luz aún brillan por su ausencia, al África original, al África que me encanta.
¿El plan? El mismo. Escuchar, escuchar y escuchar más. Y cuando parezca que ya está, mientras sigo escuchando, se tratará de hacer suyas las propuestas, suyas las soluciones y hacerles creer que ellos y ellas son los únicos que tienen el poder definitivo para cambiar su situación. Nosotros solo trataremos de facilitar el proceso en la medida en que podamos.
La comunicación será difícil, pero si no consigo mandar noticias, las pasaré de mi cuaderno a la red cuando vuelva al mundo urbano.
3,2,1.... Ahora sí, ¡comienza la aventura!
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